- "1.981, 1.982, 1.983, 1.984, 1.985, 1.986, 1.987, 1.988..." El contar en secuencia ascendente, y que parecía no terminar, era todo lo que se escuchaba aquella noche de luna. Era una fría y solitaria noche, la luna brillaba; las estrellas decoraban el cielo de manera peculiar, pareciera como si danzaran, coquetas, apareciendo y desapareciendo, al oír a un hombre que mientras las contaba y, como si las conociera, las señalaba con su dedo índice: - 1.995, 1.996, 1.997, 1.998, 1.999, 2.000... Curiosamente al completar un nuevo millar, la voz se detenía, hacía una ligera pausa, se escucha sonido, una nostálgica mezcla entre un suspiro y una sonrisa, para nuevamente retomar el conteo... - 2.001, 2.002, 2.003, 2.004, 2.005... Este extraño ritual sucedía cada noche de luna llena, cuando en su máximo esplandor, las nubes se disipaban y el firmamento ofrecía un espectáculo cautivante. En medio del silencio y tranquilidad d...