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Mostrando entradas de septiembre, 2014

La hoja de arce

Un día mas que termina y yo aquí otra vez. Postrado en el sillón de mi balcón. Mi botella en la mano -y mi ya muy gorda bitácora de penurias- que me acompaña en esta fría noche de verano. Mi pelo despeinado por la brisa agustina y adornado por el reflejo de la luz fluorescente del farol eléctrico de la esquina hacen que este cuadro deprimente parezca una escena de Edvard Munch. Desde aquí puedo ver el semáforo de la avenida y su parpadeante luz amarillo que coquetea conmigo mientras que en la calle apenas y se avizora un auto pasar -como si no quedase mas que ese en toda la ciudad-. Es como si solo ha quedado un silencio sepulcral a mi alrededor. Ni siquiera el rechinar del viejo piso de madera de este edificio se escucha. Nada. Creo que esta vez se cumplió mi deseo de quedarme sólo con mi desgracia. Es peor de lo que imaginé. Es todo lo que tengo. Enciendo un cigarrillo para ahuyentar el frío y el suave olor a tabaco me abraza. Esta noche no necesito olvidar ni leer mi vieja bitá