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Mostrando entradas de diciembre, 2010

La ciudad en la región de Colquedá

Todo sucedía mejor de lo esperado. Nada podía distraer la mirada de Samuel del lugar al que quería llegar. Caminaba sin parar, su ritmo aumentaba o disminuía según avanzaba, pero no se detenía porque sabía que al final de su jornada, habría logrado aquello por lo que tanto habían luchado. Es que Nataniel, su compañero de camino, era su mejor aliado. Se habían conocido algún tiempo atrás. No eran iguales, provenían de distintos lugares, y a pesar de las diferencias, Samuel, encontró en su joven compañero peregrino un tutor, que poco a poco lo consolidó y le enseñó a buscar el camino correcto para llegar al lugar, que aunque no sabía, anhelaba llegar con todas sus fuerzas. Recorrieron largas y pedregosas distancias. En mas de una ocasión cayeron, uno a la vez, y no fue sino el apoyo del otro, el mejor soporte y motor para recuperar la marcha y no desfallecer en tan agitado viaje. Después de cierto tiempo de andar, llegaron a una ciudad en la región de Colquedá, que era conocida por la b

El ave que no sabía volar

Apenas había escuchado un sonido extraño cuando la luz del día se colaba por las fisuras de su cascarón. Enceguecido, no tuvo más remedio que dejarse guiar por el instinto y aferrarse con todas sus fuerzas a esa luz, que apenas acababa de conocer, y que de repente llenaba todo lo que conocía como su realidad. Se trataba de un polluelo que, temeroso, se dio cuenta que todo había cambiado. Tenía un cuerpo, de piel pálida y desnuda. Descubrió que tenía dos alas, un pico y dos patas. Era un cuerpo que comenzaba a cambiar y robustecerse más pronto de lo esperado. Poco tiempo después fue empezando a ver su entorno y supo que esa gran luz había traído consigo todo un mundo nuevo y desconocido para él. Para ese entonces, se había convertido en un ave joven y hermosa. Encontró un mundo lleno de colores y formas que nunca antes imaginó. Había aprendido a desplegar sus enormes y coloridas alas y a reconocer la grandeza de su ser. Y a pesar de que el ave disfrutaba mucho de la vista desde su nido